En los últimos años se habla cada vez más del daño que produce la luz en la visión. Por una parte, preocupa la exposición a la luz ultravioleta, ya que cada vez existe mayor incidencia de quemaduras solares, cáncer de piel, etc. Por otra parte, se está estudiando y discutiendo el uso generalizado de las bombillas y dispositivos digitales que emiten luz azul.
El espectro de luz contiene frecuencias de luz invisibles para el ojo humano, como microondas, ondas de radio y rayos X, entre otras. Algunas de ellas son perjudiciales para nuestra salud. El espectro visible contiene una porción muy pequeña de longitudes de onda, concretamente entre 380 nm y 780 nm. El espectro de luz azul está justo por encima del ultravioleta y es un rango de luz de alta energía. Esta luz se dispersa por la atmosfera y es el motivo por el cual vemos el cielo de color azul.
Esta luz azul es producida por el sol pero también por LEDS, que hoy en día son muy comunes. Debido a la eficiencia de los LED, las bombillas incandescentes tradicionales han sido reemplazadas. Además, este tipo de iluminación se encuentra en las tecnologías digitales como televisores, teléfonos y tabletas para uso comercial. A medida que el uso de dispositivos digitales aumenta, también lo hace la transmisión de luz en los ojos.
En cuanto a salud ocular, se sabe desde hace mucho tiempo que la luz azul puede ser nociva para ciertas estructuras oculares. La protección de los ojos en niños es especialmente importante porque la transmisión de luz es mayor en edad temprana. Esto permite que niveles más altos de luz UV y azul alcancen el cristalino y la retina.
Se ha demostrado mediante varios estudios que la retina tiene mayor riesgo de padecer patologías por exceso de exposición a la luz azul. Específicamente, el efecto acumulativo de la luz azul se ha identificado como un factor de riesgo. Por otro lado, está demostrado que el exceso de exposición a luz azul interfiere en la calidad de nuestro sueño. El uso de dispositivos digitales puede causar estragos en los patrones de sueño al interferir con los ritmos circadianos humanos.
Conforme dejamos de estar expuestos a luz azul durante el día, las células ganglionares de la retina estimulan la glándula pineal para la producción de melatonina (hormona que le permite a nuestro cuerpo saber que es hora de dormir). Si utilizamos dispositivos digitales, lo que ocurre es que, al seguir recibiendo luz azul, se suprime la producción de melatonina y esto provoca que nuestro cuerpo esté en alerta, energizados y, debido a esto, no podamos conciliar el sueño.