Los reflejos primitivos son movimientos involuntarios innatos del bebé que son necesarios para un correcto desarrollo neurológico.
Estos movimientos automáticos vienen dirigidos desde el tronco encéfalo y permiten al bebé ayudar a descender por el canal del parto o succionar en la lactancia, por ejemplo. Estos reflejos deberían tener una vida limitada para luego dar paso a los reflejos posturales, que son movimientos controlados desde partes superiores del cerebro, lo que permite un desarrollo neurológico.
Si estos reflejos primitivos permanecen activos habrá una debilidad o inmadurez cerebral que afectan no solo a sus habilidades motoras gruesas o finas sino también a la percepción sensorial y cognitiva.
La integración de un reflejo supone la adquisición de una nueva habilidad. Si no se integra el reflejo, supone que ciertos procesos se realicen mediante un esfuerzo continuo y consciente, lo que lleva a un agotamiento. No hay automaticidad.
Si los reflejos no se han integrado adecuadamente, pueden causar trastornos en el movimiento, afectar a las posturas, incapacidad de mantener una postura cómoda durante un periodo de tiempo, movimiento constante. Si se detecta, puede indicar la causa de las dificultades del niño y crear un programa de ejercicios personalizado para integrar estos reflejos que siguen activos mediante la terapia de movimientos rítmicos - TMR. Síntomas que pueden dar los reflejos cuando no están integrados:
- Malas posturas
- Pobre coordinación ojo-mano, problemas visuo-motores
- Poco equilibrio
- Pobre coordinación motora
- Problemas de lateralidad
- Al escribir posturas anómalas
- Enuresis problemas para controlar esfínteres
- Dificultades en aprender a montar en bicicleta o dar la voltereta
- Mareo por movimiento
- Hipersensibilidad a la luz, tacto, a estímulos visuales o kinestésicos
- Hiperactividad
- Mala organización
- Comportamientos anómalos debidos a la inquietud motora
- Respuestas exageradas a estímulos ambientales
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